Entradas populares

jueves, 19 de mayo de 2016

RECUERDOS DE FAMILIA DE LA ARTISTA IDA DE VINCENZO- EN CASTELLANO -ITALIANO



RECUERDOS.

Tengo muchos recuerdos de mi infancia y aunque algunas imágenes se han
ido borrando con el paso del tiempo otras quedaron profundamente
grabadas en mi alma y es por eso que quiero transmitirlas, para que no
queden en el olvido.

Son pequeñas historias, cosas cotidianas pero no por eso menos
importantes, son las cosas que ayudan a comprender la vida y el
carácter de una familia.

Cada historia vale, cada una de ellas es valiosa, muchas pueden ser
parecidas pero nunca serán completamente iguales.

Podría decir muchas cosas sobre mi papá, fue un hombre sencillo,
sensible, le gustaba la naturaleza, el aire libre, y sobre todo, la
tierra. La trabajaba un poco por necesidad pero más por amor hacia
ella. Cada semilla para él era valiosa, la cuidaba con mucho esmero y
dedicación. Cultivaba desde la humilde lechuga hasta las cosas más
sofisticadas para colaborar con la economía familiar. Criaba conejos,
chanchitos de la india, pero llegó un momento en que nos encariñamos
tanto con ellos que llorábamos y pedíamos por sus vidas. Finalmente
nos negábamos a comerlos y entonces dejó de criarlos. ¡Quién sabe si
él no se privó de comer algo que le apetecía para no ver nuestras
lágrimas¡

Sufrió mucho las consecuencias de la guerra, evitaba hablar sobre el
tema, decía que eran cosas muy tristes. Siempre repetía "Mejor
olvidar". Sin embargo su actitud cambiaba cuando le preguntaba por su
herida de guerra. Había sido herido en combate, en el codo, yo sentía
orgullo por tener un papá que era veterano de guerra pero al mismo
tiempo no comprendía como él había podido dispararle a otra persona
.Un día, venciendo mi timidez me animé y sin medir mis palabras le
pregunté como había podido hacerlo: me miro y yo pude ver en sus ojos
una gran resignación. Entonces con mucha convicción y simples
palabras, me dijo:”Si yo no le disparaba él me mataba a mí. Y en ese
momento me di cuenta que no había tenido otra salida, hasta hoy lo
recuerdo y me conmuevo ante una verdad tan fría y absoluta.

Cuando recién llegamos a la Argentina comenzó a trabajar pero un
accidente laboral lo inmovilizó casi un año. Cuando estuvo repuesto
consiguió trabajo en las cuadrillas municipales de asfaltado, y cuando
le hacían bromas sobre él siempre contestaba “ustedes no saben lo que
es trabajar en la calle: en invierno el frío que te congela los huesos
y en verano con la brea caliente bajo el inclemente sol se te quema el
alma”.

También teníamos en nuestra casa un almacén, y él, nos ayudó a
afianzarnos económicamente y también a adaptarnos al lugar .Nuestra
clientela era de lo mas variada, en ocasiones era dificil entenderse.
Muchas veces lo hacían por medio señas, se podrán imaginar lo que
costaba charlar y a veces sucedían las cosas mas graciosas; recuerdo
una conversación entre mi mamá y una señora de origen paraguayo que
trabajaba en la casa de una vecina: mi mama hablaba de una cosa y la
señora contestaba sobre otra muy distinta, pero ambas seguían un hilo
imaginario de conversación, entonces yo con inocencia infantil le
advertí a mi mamá paro ella me miró miro y me dijo "vos quedate
tranquila, no te preocupes" .

Teníamos en la casa un gran patio lleno de cajones y botellas donde mi
papa de vez en cuando, se sentaba en un cajón vacío de gaseosas y allí
se ponía a escribir a su familia; les contaba lo bueno que era vivir
aquí, pero en esos momentos en sus ojos había una gran tristeza,
volvían a él recuerdos lejanos, cosas sobre las montañas, las
costumbres milenarias, las leyendas, estaba acostumbrado a las
dificultades de la vida, pero se defendía de lo irremediable
idealizando. Cuando le faltaban pocas líneas para terminarla, me
llamaba : "Vieni, Vieni" para que les escriba algo a las tías pero en
aquella época yo era muy chica y no sabía escribir , entonces él con
mucha paciencia dibujaba las letras en un papel y yo las copiaba en la
carta. Casi siempre eran las mismas palabras:"Care Zie". Cuando
terminaba de escribirlas su cara se iluminaba con una gran sonrisa,
era un momento mágico, saber que allá lejos, lejos, pasando un gran
océano, había personas que nos querían y pensaban en nosotros.

Las cartas tardaban mucho en llegar, el día que recibió la noticia de
la muerte de una de sus hermanas, al leerla quiso hablar pero no pudo,
sus ojos se empañaron, un llanto tranquilo, pero profundo, brotó de
sus ojos . En ese momento asumió la realidad y tuvo la certeza de que
a pesar de su añoranza jamás iba a tener la oportunidad de volver a
sus montañas, de abrazar a sus seres queridos .Entonces por muchas
semanas la casa se vistió de estricto luto.

En el barrio fue una revolución cuando se mudó a él la Línea de
colectivos 47, hacían tanto barullo que a veces no nos dejaban dormir.
Mi papá siempre decía que no lo hacían a propósito, que estaban
trabajando. Pero muchas noches tuvo que levantarse para ir a la
administración y recordarles que él se tenía que levantar a las 4.30
de la mañana para ir a trabajar. A pesar de estos pequeños incidentes
siempre les llevaba para tomar, algo caliente en invierno, y algo
fresco en verano.

Cuando se enfermó, todas las personas lo visitaban, nunca estuvo solo.
Fue un hombre muy considerado, su carácter con el pasar de los años se
fue amoldando, tuvo la simplicidad de quien ve la realidad, y sabe que
haga lo que haga no podrá cambiarla.

El día de su muerte hubo un cortejo muy largo para acompañarlo hasta
su ultima morada.


RECUERDOS ARGENTINA

 Siento alegría cada vez que un relato mío sale a la  luz. Contar mi historia, puede ser en muchos aspectos reparador.

Durante un período largo de tiempo los inmigrantes no hablaban del tema.  ¿Sería porque no era grato recordarlo?.

           Hasta donde puedo  llegar a evocar con exactitud momentos vividos, para rememorar, redimir, aproximar el pasado, resurgen en mí nostalgias, desarraigos, recuerdos, pasajes  algunas veces complicados de aquellos  tiempos de post-guerra que nos llevaron a emigrar, abandonar nuestra tierra, partir, sentir, sentirnos solos a pesar de estar acompañados y compartir días de mucho esfuerzo.

           Tenía que ayudar a cuidar del almacén, y con solo seis añitos  muchas veces no podía ir a jugar a la esquina, donde las chicas saltaban y reían mientras yo me sentíasola. Algunas veces se apiadaban de mi  y venían a jugar a mi puerta, pero a cada rato debíamos  cortar el juego y llamar a mi mamá, para que atendiera el negocio.  Yo tenia que gritar fuerte:"Gente" ,"Gente" y ella que estaba lavando ropa en la pileta del fondo  a veces no escuchaba. Después de un rato con algún pretexto las chicas se iban, tengo que reconocer que no era nada fácil  jugar en esas circunstancias,  me quedaba triste, pero se imaginan que los juegos del fosforito, las escondidas, el patrón de la vereda, las estatuas- y ese sí que era un problema estar parada en una pata y tener que cortar el juego-perdían toda la gracia, ¡Hoy como las entiendo!
          
Hay periodos de mi vida que  pasaron como si nada, parecería  el tiempo se escurrió, se escapó de nuestras manos y de nuestra memoria, pero sólo es un olvido transitorio, siempre  dejó a su paso huellas imborrable, algunas veces difícil de transitar, y  aún así perseguimos lo imperceptible, lo microscópico, hasta acercarnos a poder ver lo esencial, lo que realmente importa.

             Hoy hay vidas que extraño, éramos una sola piel, los otros en nosotros, y muchas veces  esa circunstancia nos sirvió de protección mutua. Ahora con mucho esfuerzo trato de conseguir algunas cualidades, paciencia y serenidad, que son las principales.

             Últimamente vienen a mi memoria pasajes vividos con mi abuela.
Cuando estábamos medianamente instalados, vino a la Argentina, ella quería y valoraba mucho sus costumbres, le costaba adaptarse, a decir verdad a mi manera de ver las cosas, nunca terminó de adaptarse, el día que le cortaron las trenzas, fue una tragedia para ella, lloró silenciosamente, sentía que estaba perdiendo sus mitos, leyendas, costumbres ancestrales .Recuerdo que decía: ”Sin mis trenzas me siento desnuda”, y así empezó a andar todo el día con un pañuelo en la cabeza.
Como no se atrevía a caminar sola por la calle, los domingos cuando no podían traerla, íbamos con mi hermana a buscarla.

             Un domingo estábamos charlando con ella  éramos apenas adolescentes. la Nonna sonreía, no entendía por qué era tan importante para nosotras SABER. Después de mucho insistir comenzó a hablar con mucha calma, su voz adquirió un tono especial, 


triste, y con mucha seriedad dijo que se había casado dos  veces, pero que en algún lugar de Estados Unidos, todavía vivía un hombre que había sido su pretendiente; a ella le interesaba  él, pero sus padres no aceptaban esa relación, y en esa época las mujeres muchas veces no contradecían, las decisiones tomadas por ellos. En ese instante había podido entrar en su mundo, el cual me inquietaba, las cosas no eran tan simples como me parecían, tenía en mi mente todos esos amores de las fotonovelas, de los libros de Corin Tellado, los cuales me costaba conseguir y tenia que esconder, porque  en la casa no entendían que  esas publicaciones me dejaban soñar y me mostraban un futuro esperanzador. 

La historia de la Nonna  me había conmovido; la imaginaba hermosa, segura, una mujer con decisión, enterarme que tenía un pasado de amores me intrigaba: "HABIA AMADO". Ella había tenido un cariño especial por su segundo marido;
a cada paso del relato crecía mi afán de saber, cuáles eran los motivos de ese afecto. Sorprendida, poco a poco fue contestando mis preguntas, el segundo matrimonio habíadurado muy poco, porque él se enfermo y al poco tiempo  murió. En un momento del relato en sus ojos se pudo vislumbrar una chispa de alegría,  dijo "Fue un buen hombre, me llevó a  elegir un vestido".Yo la entendía porque para mi no era una cosa tan simple " elegir un vestido", sabía lo que eso significaba. Y con esa simple frase resumió lo considerado que él había sido, y que a pesar del tiempo transcurrido, cuánto 

           ella había apreciado ese gesto.    





"Tengo una historia parecida a muchas mujeres inmigrantes calabresas.
Nací en Cropalati, Calabria.-Italia, en un pueblito arriba de la
montaña, que parece sacado de algún cuento, desde cualquier lugar se
pueden ver hermosos paisajes.
Nací cuando ya había pasado la segunda guerra mundial, mi papa había
estado combatiendo y habíamos sufrido las consecuencias, por eso
emigramos, yo tenía 2 años. Aunque los años pasaban, en la casa de mis
padres, siempre se hablaba de lo mismo: de la tierra lejana, de la
nostalgia , de la familia y de cosas inherentes a la familia
calabresa, por eso la cultura y la lengua italiana cobraron suma
importancia en mi vida, siempre estuve en contacto con mis raíces.
Después de 50 años pude regresar, conocer y recibir el cariño de mi
familia lejana, quedé conmovida por el esplendor de los paisajes de un
mundo que ahora reconozco como propio, nací de nuevo, pude unir el
ayer y el hoy. Es mi segunda casa , como me gusta llamarla, ya que en
mi corazón esta Italia y Argentina por igual...

Hace algunos años un hecho casual me acercó a la pintura, ella esta
vinculada con el alma ,y sin buscarlo ,se trasformó en un grito que
surge de lo profundo de mi interior y se plasma en colores y vivencias
recuperadas..."




RICORDI -ARGENTINA.

Ho tanti ricordi della mia infanzia e anche se qualche immagine si é
cancellato col passare del tempo, altre sono rimaste profondamente
incise nella mia anima. Le voglio trasmettere affinché non siano
dimenticate.

Sono piccole storie, cose quotidiane, ma non per questo meno
importanti, sono le cose che ci aiutano a comprendere la vita ed il
caratere di una famigia.

Ogni storia ha una grande valore, molte sono simili ma nessuna uguale.

Portrei dire tante cose di mio padre, fu un uomo semplice e sensibile.
Gli piaceva la natura, stare all’aperto e soprattutto la terra. La
lavorava non tanto per necessitá ma per l’amore che lo legava ad essa.
Per lui ogni seme aveva valore. Lo curava con tanto amore e dedizione.
Per contribuire all’economia familiare, coltivava dall’umile lattuga
alle piante piú preziose. Allevava conigli e maialini d’India, e noi
ragazzi ci affezionammo tanto a qauesti animaletti che non volevamo
piú mangiarli. Quindi mio padre smise di allevarli. Chissá se mio
padre si privó di mangiare ció che gli piaceva per non vedere le
nostre lacrime?

Ha sofferto tanto le conseguenze della guerra, evitava l’argomento
dicendo che erano cose tristi. Diceva sempre “maglio dimenticare”.
Tuttavia il suo atteggiamento cambiava quando gli kchiedevano della
sua ferita di guerra. Era stato ferito in combattimento, al gomito. Io
mi sentivo orgogliosa di avere un papá veterano di guerra. Ma allo
stesso tempo non riuscivo a capire come avesse potuto sparare a un
altro uomo. Un giorno, vincendo la mia timidezza, e senza misurare le
parole gli chiesi come avesse potuto fare una cosa del genere. Mi
guardó e vidi nei suoi occhi una grande rassegnazione. Allora con
grande convinzione e parole semplici mi rispose: “se non gli avessi
sparato io mi avrebbe sparato lui”. In quel momento mi resi conto che
non c’era stata alternativa. Ancora oggi lo ricordo e mi commuovo
davanti a questa veritá cosí fredda ed assoluto.

Appena arrivati in Argentina, inizió a lavorare, ma un incidente o
immobilizzó per quasi un anno. Una volta rimesso, ottenne un lavoro al
comune come operaio. Lavorava nella manutenzione delle strade. E
quando lo prtendevano in giro, rispondeva sempre: “voi non sapete che
cosa significhi lavorare all’aperto: in inverno il freddo ti congela
le ossa e d’estate il catrame caldo sotto il sole inclemente ti brucia
finanche l’anima”.

Avevamo anche un alimentari, che ci aiutó tanto economicamene. La
nostra clientela era molto varia e talvolta era difficile comunicare,
spesso ci intendevamo a segni. Succedevano anche cose curiose, ricordo
una conversazione tra mia madre e una signora paraguaiana che lavora
lí vicino. Mia madre parlava di una cosa e la signora rispondeva
un’altra, ma entrambe continuavano questa conversazione come seguendo
un filo immaginario. Io, nella mia innocenza lo feci notare a mia
mamma, ma lei mi rispose: “sta’ tranquilla, non ti preoccupare”.

Avevamo a casa un cortile pieno di casse e bottiglie. Mio padre alle
volte si sedeva su una di quelle casse e si metteva a scrivere alla
famiglia in Italia, e gli raccontava quanto era bello vivere qui. In
certi momenti nei suoi occhi traspariva una grande tristezza, gli
tornavano ricordi lontani: i suoi monti, i costumi secolari, le
leggende; era abituato alle difficoltá della vita, e si difendeva
dall’irremidiabile idealizzandolo. Quando gli mancavano poche righe
alle fine della lettera, mi chiamava: “vieni, vieni”, voleva che
scrivessi anch’io qualcosa alle zie, ma all’epoca io ero troppo
piccola e non sapevo scrivere, allora lui con tanta pazienza disegnava
le lettere su un foglio a parte e io le copiavo. Erano sempre le
stesse parole, “care zie”, quando finivo di scrivere, il suo volto si
illuminava con un grande sorriso, era un momento magico, avvertivo che
oltre l’oceano c’erano persone che ci volevano bene.

Le lettere tardavano tanto ad arrivare, il giorno che ricevette la
notizia della morte di sua sorella, dopo averla letta non riuscí a
parlare. I suoi occhi si sciolsero in un pianto sommesso ma profondo.
in quel momento ebbe la certezza che non sarebbe mai piú ritornato a
rivedere i suoi monti e a riabbracciare le persona amate. Per tante
settimane la casa si vestí di lutto stretto.
Nel quartiere, quando arrivó la linea 47 del pullman, ci fu una
rivoluzion. Facevano tanto rumore che allevolte non si poteva dormire,
mio padre diceva che lo facevano di proposito, e molte notti dovette
alzarsi e andare a protestare , e ricordargli che anche lui lavorava e
che si alzava alle 4:30 del mattino. Ciononostante, spesso portava
loro bevande fresche d’estate e calde d’inverno. Quando si ammaló
tutti venivano a trovarlo, non fu mai solo. Fu un uomo molto
rispettato; il suo carattere aveva la semplicitá di chi vive la
realtá, consapevole che non si puó cambiare. Il giorno della sua morte
un corteo lunghissimo lo accom,pagnó nel suo ultimo viaggio


RICORDI -ARGENTINA.


Mi fa piacere ogni volta che uno dei miei racconti esce alla luce. Raccontare la mia storia può essere in molti aspetti confortevole.
Durante un lungo periodo di tempo gli immigranti non parlavano di questo. Che non sia gradevole ricordarlo? Sin da dove posso evocare con esattezza dei momenti vissuti, per ricordarli, redimerli, avvicinare il passato, risorgono in me le nostalgie, il distacco, i ricordi, i passaggi certe volte difficili di quei tempi del dopoguerra che ci hanno portato a migrare, ad abbandonare le nostre terre, a partire, a sentire, e a sentirci da soli nonostante essere accompagnati e a condividere giorni di tanto sforzo.
Dovevo aiutare a badare la bottega, e appena a sei anni molte volte non potevo andare a giocare con le mie amiche all’angolo della strada, dove le ragazze salterellavano e ridevano mentre io mi sentivo assai sola. Certe volte avevano pietà di me e venivano a giocare davanti alla mia porta, ma dopo pochi minuti dovevamo sospendere il gioco e chiamare la mamma che venisse al negozio perché c’era qualche cliente. Allora io gridavo, quasi urlavo: ”gente!, gente!” e lei, che di sicuro stava facendo il bucato nella vasca dietro casa, a volte non mi sentiva. Dopo un po’ e con qualsiasi scusa, le ragazze se ne andavano. Devo riconoscere che non era facile giocare in quelle circostanze, ci rimanevo triste. Ma, vi immaginate...  i nostri giochi..., i fiammiferi,  il nascondiglio, il padrone del marciapiedi, le statue – quest’ultimo sì che era un vero guaio: dovevi essere dritta in un solo piede. Così dover sospendere il gioco perdeva il suo fascino. Oggi, quanto capisco le mie amiche!!
Ci sono periodi della mia vita che sono passati come se niente fosse. Sembra che il tempo si sia sciolto, sia scappato dalle nostre mani e dalla nostra memoria, ma è solo un dimenticare momentaneo, infatti ha sempre lasciato al suo passo tracce incancellabili, certe volte difficili da percorrere, e nonostante ciò andiamo dietro l’impercettibile, dietro il microscopico, fino ad avvicinarci a poter vedere l’essenziale, ciò che veramente importa.
Oggi ci sono vite che mi mancano, eravamo una sola pelle, gli altri in noi, e molte volte quelle circostanze ci sono servite da protezione reciproca. Adesso con molto sforzo cerco di trovare certe qualità, pazienza e serenità che sono le principali.
Ultimamente vengono alla mia memoria momenti vissuti con la nonna. Quando eravamo abbastanza sistemati, lei è venuta in Argentina. La nonna voleva e dava molta importanza ai suoi abiti e costumi, quindi faceva fatica ad abituarsi, al dir il vero, e secondo me, lei non si è mai adeguata del tutto. Il giorno in cui le hanno tagliato le trecce è stato una vera tragedia per lei, ha pianto in silenzio, sentiva che ci perdeva i suoi miti, le sue leggende, i suoi abiti ancestrali. Ricordo che diceva: “Senza le mie trecce misento nuda”, ed è da lì che ha cominciato ad andare dovunque con un fazzoletto in testa.
Dato che non se la sentiva di camminare da sola per la strada, le domeniche quando non potevano portarla a casa, andavamo con mia sorella a cercarla .
Una domenica stavamo chiacchierando con lei, eravamo appena adolescenti, la nonna sorrideva, non capiva perché era così importante per noi SAPERE. E dopo la nostra insistenza, ha cominciato a parlare con molta calma, e la sua voce ha preso un tono speciale, triste e con molta serietà ci ha detto che si era sposata due volte, e che in un certo posto degli Stati Uniti viveva ancora un uomo che era stato un suo spasimante, a lei interessava lui, però i suoi genitori non accettavano quel rapporto, e all’epoca, le donne mica contraddicevano  le decisioni dei loro genitori. In quell’istante io ho sentito che ero potuta entrare nel suo mondo il quale mi inquietava. Le cose non erano tanto semplici come sembravano, io avevo in mente tutti quei romanzi di telenovelas, dei libri di Corin Tellado, i quali non potevo trovare con facilità e dovevo anche nascondere perché a casa non capivano che quei libri mi lasciavano sognare e mi mostravano un futuro pieno di speranze.
La storia della nonna mi aveva commosso, la immaginavo bellissima, sicura, una donna con decisione, e il fatto di sapere che aveva un passato di amori mi intrigava: “AVEVA AMATO”; lei aveva avuto un particolare amore verso il suo secondo marito, ad ogni passo incresceva la mia ansia di sapere, quali erano stati i motivi di quell’affetto. Sorpresa, poco a poco rispondeva ad ognuna delle mie domande. Il secondo matrimonio era durato molto poco, infatti lui si era ammalato e poco dopo era morto. In un momento del suo racconto nei suoi occhi ho potuto percepire una scintilla di allegria, ha detto: “ È stato un bravo uomo, mi ha portato a scegliere un vestito”. Io la capivo perché per me non era una cosa tanto semplice: “scegliere un vestito”, sapevo ciò che significava. E con una frase così semplice lei aveva riassunto quanto gentile lui era stato, e nonostante il tempo trascorso lei continuava ad apprezzare quel gesto.     


"Sono una donna la cui storia si assomiglia a quella di tante donne
immigranti calabresi. Nata a Cropalati, in Calabria, Italia, in un
paesino di montagna, proprio da favola, e da dove si possono osservare
bellissimi paesaggi. Sono nata nel dopoguerra ed essendo mio padre
reduce di guerra ne soffrivamo le conseguenze, il che ci ha costretto
ad emigrare quando io avevo due anni. Sebbene gli anni passassero, dai
miei genitori gli argomenti di conversazione erano sempre gli stessi:
la terra lontana, la nostalgia, la famiglia e tutto ciò che riguardava
la famiglia calabrese. Questi sono i motivi per cui la cultura e la
lingua italiana hanno acquistato fondamentale importanza nella mia
vita. Sono sempre stata in contatto diretto con le mie radici. Dopo 50
anni ci sono ritornata, ho potuto conoscere e ricevere l´affetto della
mia famiglia lontana. Sono rimasta commossa dallo splendore dei
paesaggi di un mondo che adesso sento veramente mio. È la mia seconda
casa, come mi piace chiamarla. Finalmente sono riuscita ad allacciare
nel mio cuore l´Italia e l´Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario